Las personas tienen el deseo de ser percibidas como disponibles e incondicionales para ser acompañados, recibir cariño y consuelo, entre otros. Al relacionarse con otras personas, (especialmente con niños) es fundamental mantener una rutina y continuidad, para consolidar las figuras de apego.
Se debe estar pendiente de las necesidades expresadas de forma explícita como aquellas que se expresan implícitamente (aunque existen situaciones en que las carencias de afecto no se perciben con facilidad).


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